Las «perlitas» en la asunción de los flamantes concejales…

Pasaron cosas. No solo es el mero acto democrático, que por cierto nos enorgullece, sino que suelen pasar cosas que muchas veces toman mayor relevancia que el propio acto en sí.

Y se trata nada mas y nada menos que la expectativa que estaba puesta en el juramento de la flamante concejal (o concejala) Soledad Gramajo. LLegó envuelta en una sórdida polémica desatada días atrás cuando se viralizó un video en la que se la ve sentada sobre las piernas de un hombre manejando un automóvil en aparente estado de ebriedad. Y como si fuera poco parece que la saga del verano continúa.

Vestida con un elegante vestido color manteca con detalles en dorado en las mangas la «alegre» edil llegó por una puerta trasera del edificio sin hacer declaraciones y se ubicó decididamente en la tercera fila central a esperar el llamado a prestar juramento. Y allí se mantuvo hasta que la concejal Vargas la nombró para su «si juro». Lo llamativo de esto es que juró «observando y haciendo observar la Constitución de la Nación de la Provincia y la Carta Municipal” casi como que ni ella misma se lo creería.

Otra perlita tuvo su momento minutos antes de lo relatado anteriormente. Y la protagonista es nada mas y nada menos que la Intendenta Bettina Romero. Casi como que le anunciaron que «ya le toca jurar a ella…» (por la edil Gramajo) Bettina Romero sin sonrojarse y manteniendo la elegancia natural en ella, se paró y sin decir «agua va!» se retiró del recinto acompañada por la Secretaria de Prensa Valeria Capisano, y pasando a centímetros de la «pizpireta» concejal y sin mirarla (o sin mirarse ambas) dijo adiós y se fué.

La silla vacía fue un reflejo de la tensión con Gramajo, a quién evitó cruzarse luego de las acusaciones de un lado y del otro. Sin dudas, otra de las perlitas que dejó el recambio del cuerpo deliberativo.

Fotografías :Jan Touzeau para El Tribuno