«TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS»
El que calla otorga...
Lo malo de las democracias es que el pueblo es el soberano, y si el pueblo usa mal el voto, los resultados no los tiene el que votó mal, sino el pueblo… entonces, vamos a seguir diciendo «YO NO LOS VOTÉ«, o vamos a dejar de quejarnos y comenzar a ACCIONAR?
Y el que sí votó a la actual cúpula Gobernante, podrían seguir exculpándose diciendo que el candidato a presidir el Gobierno pintaba otra cosa, que jamás creyeron que con esa carita inofensiva de vendedor de estampitas, pasara a ser un escrupuloso vendedor de humo; cuando la realidad, al muy poco tiempo de asumir ya se podía ver: la falta de escrúpulos, la ignorancia, la negación de sus actos irresponsables, en fin… todos los vicios de la mayoría de los políticos.

A la vista de los males que nos acechan diariamente (pobreza, inseguridad, hambre, narcotráfico, coimas y el modo en que nuestros representantes se comportan), lo fácil es concluir que ya no nos sirve discutir unos con otros, ya no sirve preocuparse por el bolsillo de cada uno, ya no nos sirve permitir que nos sigan pisoteando… El pueblo ya no debe pelear contra sí mismo, es lo que ellos buscan para continuar con la la demagogia, el cortoplacismo y las promesas falsas…
El pueblo debe pararse!!! Salir a las calles en silencio o con cacerolas, parar las empresas sin importar el cargo de cada uno, hagamos que nos escuchen!!!!
Ellos solo deben representarnos y no cagarnos!!!
¡QUE SE VAYAN TODOS!

Muestra de sobra tenemos para saber que para dirigir el destino de un país, una Provincia, una comunidad autónoma o un municipio o las empresas estatales, los que están no lo saben hacer, o se confundieron con el paisaje mediocre de la política en medio del camino, o se endulzaron con los billetes extras en sus bolsillos (los billetes que faltan en los nuestros). Algunos se fueron retirando solitos, a otros ni siquiera los votamos y otros siguen ahí, como cualquier otro, con la cabeza a gachas para que no nos demos cuenta que están ahí, no vaya a ser cosa que por fin nos animemos y los echemos a patadas.
Cómo es posible que sigamos permitiendo que un político actúe como si el pueblo fuera su adversario, que hagan oídos sordos a nuestros reclamos y que nos lleven la contraria, ni siquiera piensan en nosotros como adversarios con los que deban colaborar para encontrar las mejores soluciones, sino enemigos a los que incluso se les niega el derecho a existir, sí, se nos niega el simple derecho a existir, ya ni siquiera sobrevivimos… en los mejores casos morimos en un aeropuerto al despedir a nuestros propios hijos marchándose a otro país en busca de un mejor futuro para nuestros nietos… y en el peor de los casos morimos con el estómago vacío de cada niño al que le deja de brillar la mirada y se marcha con el estómago vacío.

No podemos seguir permitiendo que la política argentina sea una mala representación teatral, como un Presidente arriba de un escenario con una guitarra, o un Gobernador imitando a Sandro para conseguir el voto de las señoras mayores, o una Intendente que basa su gestión en ciclovías… por nombrar algunos de los papeles de la obra teatral.
ARGENTINA!!!! PAÍS GENEROSO!!! Demasiado generoso para mi gusto!

Si hablamos de historia, pensamos en los políticos de antaño con admiración, incluso a los que nunca habríamos votado. ¿Qué libro estamos escribiendo para nuestros hijos? O una vez muertos pasaremos a admirarlos, como solemos hacer hasta con el familiar que golpeó, abusó o engañó a su mujer, y lo criticabamos mientras vivía, aaaaaaaaaa pero cuando murió se convirtió en un ángel…
No quiero éste libro para mis hijos ni para mis nietos… quiero que lean sobre el pueblo revolucionario, unido y luchador incapaz de permitir que lo pisoteen… quiero que se sientan orgullosos del pueblo que los vió nacer, del pueblo que los quiere ver crecer, del pueblo que los quiere ver trabajar en su tierra, en fin… de la PATRIA que no deben abandonar.
Muchas veces culpé a la mismísima democracia por nuestros males, pero en realidad sólo debemos tratar de no quedarnos en silencio, apenas veamos algo que está mal actuemos, denunciemos, escribamos pancartas, golpeemos cacerolas, apoyemos a nuestras instituciones con personas capaces, con experiencia y no con hijos o amigos «de», no permitamos que gente deshonesta maneje nuestras empresas estatales con ceguera partidaria o devolviendo favores a través de sus puestos.
Lo cierto es que somos nosotros los que elegimos, es decir, la RESPONSABILIDAD ES NUESTRA… Y quizás tenemos lo que nos merecemos.
