Responsablemente responsable.
Cuando una alguien logra asumirse en relación a lo que siente, piensa y acciona, podemos afirmar que se convierte en una persona responsable. Es decir que podrá comprometerse con lo que decide y con las consecuencias que ocasione.
La responsabilidad no está relaciona directamente relacionada con la función, actividad o toma de decisiones, sino con el compromiso con el cual la persona da respuesta a cada una de esas instancias.
Ser responsable, también implica tener una adecuada percepción de sí mismo. Poder dimensionarse en las diferentes posibilidades e imposibilidades. Es decir, auto-conocerse desde una perspectiva integral y consciente. De esta forma, la persona podrá establecer de manera más acertada y eficaz, con que comprometerse y cómo hacerlo.
El secreto de sostener un equilibrio en términos de un desempeño responsable, se encuentra en la capacidad de la auto evaluación y la evaluación permanente del medio y la realidad que acontece.
Cuando este equilibrio no aparece, no solo se pone en riesgo el ser responsable, sino también las consecuencias.
El no pode dar respuestas responsables, suele impactar en los vínculos de las personas y en los conceptos y enjuiciamientos que se generan acerca de ellas.
No confundir… responsabilidad con culpa.
Hay quienes se auto definen como muy responsables, e incluso, su entorno puede definirlos como tales, pero sucede que a menudo la vara de la auto exigencia es la que actúa en esos casos, produciendo ciertos puntos relevantes de tención y auto exigencia que la persona consciente o inconscientemente buscará la compensación de esa “auto-exigencia”.
Esta auto- tensión, en muchas ocasiones se transforma en demanda. “yo cumplí con todo y más…” “espero que cumplan conmigo de igual forma…”, este aspecto también puede colaborar con el deterioro de los vínculos.
Por otra parte, es oportuno diferenciar cuando se asumen ciertos compromisos que son indilgados por el entorno, que a su vez, queda a la espera de ciertas respuestas. Poder establecer los límites que resguarden la propia percepción de las posibilidades, sería un buen punto de partida para ser “más responsables”.
El beneficio de ser responsablemente responsable
Aquella persona que se asume con lo que puede y con lo que no puede, con sus capacidades y con sus limitaciones, y busca la manera de comunicarlo, se torna en una persona confiable, que podrá sin dudas gestionar su autonomía.
Planificar los alcances deseados, tener presente el “para que” se quieren alcanzar dichas metas, ser los suficientemente objetivos para evaluar, ser genuinos, mantener ciertas rutinas y ser perseverantes, colaborará de manera notoria para poder ejercer más acabadamente la propia responsabilidad.
Graciela Tafarelli
Consultora Psicológica