Murió la Floppy Cucú, entrañable amiga de Lizy Tagliani. Mirá la historia de esta linda amistad
Todo empezó como una broma. O varias, en verdad. Matafuegos y Papá Noel fueron apenas dos de los apodos que esa noche de 2013, en una disco de Adrogué, Lizy Tagliani le dijo a Floppy Cucu. Es que la vio enteramente vestida con lentejuelas rojas y una galera gigante, en la que entrarían decenas de conejos, y no pudo evitar las bromas. Entonces, se rieron juntas. Y se rieron mucho.
A la noche siguiente Floppy fue a verla a un show, sin avisarle. No había modo: ni siquiera tenía su teléfono. Cuando Lizy la divisó entre los espectadores que hacían fila en la entrada al lugar, la hizo pasar. Sería su invitada especial. Terminaron con las primeras luces del domingo bailando en la disco América. Y a partir de allí, se hicieron amigas.
Como Fabián Peloc, de lunes a sábados se desempeñaba como vendedor de celulares en un local de Temperley. Al terminar la semana, compraba facturas y se acercaba hasta la peluquería de Lizy para ser La Floppy, como la bautizó la humorista. Siempre llegaba con un regalo bajo el brazo: le obsequiaba un par de medias can can. Eran horas y horas de charla, mate de por medio. Y una amistad que pronto se hizo entrañable.
Con los meses Floppy se convirtió en su asistente por completo, en tiempo y forma. Estaba para lo que necesitara, a la hora que fuera. Pero primero, lo profesional: se encargaba del look de la conductora de Telefe. Llegaba al estudio (o el camarín, cuando hacía teatro) antes que nadie y evaluaba las distintas opciones y cómo combinarlas. Maquillaje, peinado y vestuario: solo ella sabía lo que resultaría más adecuado para Tagliani, quien no tenía dudas sobre sus consejos.
“No hace falta que nos digamos nada: nos entendemos con las miradas”, solía decir su asistente. Porque eran incondicionales: “Hincha a morir de Amiss LizyTagliani”, decía el perfil de Twitter de Floppy Bombón, como también la conocían. Siempre entendió que la fama le pertenecía a su amiga. Y que su rol en el mundo del espectáculo era el de su asistente. Sin embargo, se asombraba cuando la reconocían por la calle. Y no podía evitar sonrojarse cuando le pedían una selfie.
En 2015 Floppy se hizo amiga de Lourdes Sánchez cuando Lizy participó de la temporada teatral en Carlos Paz con la obra Casa Fantasma. La esposa de Pablo el Chato Prada la impulsó a subir a las tablas: fue el Payaso Papelón en El Universo de Lourdes. Y también llegó a desempeñarse como niñera de su hijo, Valentín.
“Siempre en mi corazón, en mi vida. Amigas, familia, una gran compañera… Hasta pronto”. Así la despidió Lizy Tagliani, comprendiendo que a partir de ahora ya nada será igual.
Fuente: Infobae.com