LA GUERRA DE LAS CAJAS EN LA ARGENTINA DE MILEI
El 7 de septiembre: un parteaguas
Ese día funcionó como una guillotina. Dejó expuesto el problema central del gobierno de Javier Milei: la codicia desbocada en el poder. Una codicia tan peligrosa como burda, indiferente de la ideología o el partido.
Lo que estaba larvado salió a la luz: la pelea por dos cajas multimillonarias.
– La de Santiago Caputo y sus “Fuerzas del Cielo” digitales.
– La de Karina Milei, la “hermana todopoderosa”, junto a la casta riojana.
En el medio, el propio presidente, con un pie en cada caja y el convencimiento megalómano de que, por ser él “lo más grande del mundo”, merece acumular toda la riqueza posible.
Santiago vs. Karina: la codicia desatada
Al principio parecía que Santiago llevaba ventaja con fondos reservados para la SIDE, ese viejo fantasma de la política argentina. Pero en realidad Karina se había anticipado: desde antes de llegar a la Rosada, ya había montado su propio sistema de recaudación.
No eran cajas de tortas, sino de dinero fresco. Cada candidato a legislador debía “invertir” en su banca. Y como toda inversión, debía recuperarse rápido, a costa del Estado. Karina no pedía un favor: cobraba peajes políticos que alimentaban el tesoro de la “matriarca”.
El espejo roto del “todos son chorros”
La famosa muletilla libertaria de “ustedes son todos chorros” dirigida al peronismo hoy suena como un espejito roto. La corrupción ya no es un insulto hacia el otro: está en la mesa chica del poder libertario.
La estafa LIBRA lo había anticipado: especuladores jugando con el Estado como si fuera un casino. Ahora la lista crece: la Suizo Argentina, el ANDIS, el Ejército, los servicios de seguridad, el Banco Nación de Martín Menem… cada institución convertida en caja.
La bomba interna: denuncias cruzadas
El quiebre ya no viene de afuera, sino desde adentro. Miembros de la propia banda se denuncian entre sí. Lo que era secreto a voces ahora se confirma en público. La podredumbre quedó expuesta.
Derrota en la provincia y contraste con Axel
Como si fuera poco, Milei suma un golpe electoral: la derrota en la provincia de Buenos Aires frente a Axel Kicillof, “el enemigo de todos los enemigos”.
Un gobernador peronista al que, después de seis años de gestión, no le encuentran malas yuntas. Y eso que —según libertarios y macristas— “peor cosa no se puede ser que peronista”.
La comparación duele: mientras Axel construye gestión y legitimidad, Milei y su círculo se hunden en la codicia y las traiciones internas.
El verdadero peligro
La pelea por las cajas no es solo un escándalo de pasillo. Es la confirmación de que el gobierno de Milei hace de la corrupción un método de poder.
Un presidente atrapado entre su megalomanía y la disputa de su propio clan, incapaz de gobernar sin devorarse a sí mismo.
El 7 de septiembre no fue un hecho aislado. Fue el inicio de una guerra interna que desnuda al Mileísmo en su esencia: codicia, corrupción y crueldad.
POR FELIX BONORINO