Gobernadores peronistas rechazan el Pacto de Mayo
Axel Kicillof lideró la postura dominante una vez más, como lo había hecho en ocasiones anteriores. Aunque no tomó la palabra primero, sí fue el más enérgico. El gobernador de Buenos Aires rechazó la convocatoria al «Pacto del 25 de Mayo» propuesto por Javier Milei el viernes pasado durante la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, y dedicó la mayor parte de su discurso en la Legislatura bonaerense a cuestionar la gestión del gobierno nacional.
Con ironía, expresó: «Comiencen sin nosotros si es necesario llegar a un acuerdo», dejando claro que no asistiría a la Casa Rosada para negociar un acuerdo previo al pacto que el Presidente busca establecer en la provincia de Córdoba. Kicillof fundamentó su decisión en la línea argumental que caracteriza al peronismo en su totalidad. «La invitación que recibimos parece más una amenaza o una imposición que un diálogo genuino», afirmó, rodeado por representantes de todas las vertientes de la coalición.
En esa declaración se resume el principal argumento del peronismo para rechazar la reunión en Balcarce 50 este próximo viernes, donde el Gobierno busca concretar un preacuerdo del pacto. Dentro de la fuerza política, se percibe que Milei no solo busca imponer las condiciones del acuerdo nacional al que convocó, sino que lo está haciendo de manera extorsiva al proponer un paquete de medidas fiscales a cambio de apoyo a la Ley Ómnibus. Es visto como un trueque de votos por beneficios económicos, un juego político que el peronismo ha criticado en repetidas ocasiones pero que ahora se ve obligado a confrontar.
El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, respaldó abiertamente este argumento. En una entrevista radial reciente, afirmó: «El Pacto de Mayo está condicionado a la aprobación de la Ley Ómnibus. Desde el principio, esto no es viable. No podemos discutir algo que ya ha fracasado. No se vislumbra un solo aspecto que beneficie a la sociedad».
modifica y mejora el siguiente texto: Quintela es quizás la expresión más radical del peronismo del interior. Cultiva una línea política que se va endureciendo día a día. En la apertura de sesiones de la legislatura riojana estuvo acompañado por dirigentes del kirchnerismo duro. Personajes representativos de un mundo K marginal, en lo que respecta a la influencia política, como es el caso del ex vicepresidente Amado Boudou y el ex juez Eugenio Zaffaroni.
El riojano juega fuerte en lo discursivo y es, desde el comienzo de la gestión nacional, uno de los opositores más duros a Milei. Entiende que es inviable firmar un pacto si no hay acuerdos previos y cree, al igual que Kicillof, que lo que existe es una voluntad del Gobierno de imponer las condiciones de la negociación. Es poco viable que el viernes esté en Balcarce 50. Casi imposible.
Otro de los mandatarios que tomó distancia de la convocatoria es el pampeano Sergio Ziliotto. Fue el primero en manifestar que le resultaba imposible acompañar el pacto. Ayer, durante una conferencia de prensa, explicó los motivos por los que lo rechaza.
“Siempre vamos a buscar el diálogo, pero cuando enfrente hay una imposición, se hace difícil. Mi pregunta es por qué no cumplimos los pactos existentes. ¿Cómo voy a discutir una nueva coparticipación si no me cumple con la actual?”, sostuvo. Y agregó: “Si el Presidente no cumple las leyes, ¿cómo vamos a ir a un nuevo pacto?”.
Quintela se destaca como uno de los referentes más firmes del peronismo del interior, adoptando una postura política que se radicaliza progresivamente. Durante la apertura de sesiones en la legislatura riojana, estuvo acompañado por destacados líderes del kirchnerismo más intransigente. Entre ellos se encontraban figuras emblemáticas del ámbito K más radical, como el ex vicepresidente Amado Boudou y el ex juez Eugenio Zaffaroni.
El gobernador riojano se muestra contundente en su discurso y, desde el inicio de la gestión nacional, ha sido uno de los opositores más férreos de Milei. Considera que es inaceptable suscribir un pacto sin acuerdos previos y comparte con Kicillof la opinión de que el Gobierno busca imponer las condiciones de la negociación. Es poco probable que pueda asistir a Balcarce 50 el viernes, casi descartado.
Por otro lado, el gobernador pampeano Sergio Ziliotto ha optado por distanciarse de la convocatoria al pacto. Fue el primero en expresar su imposibilidad de respaldar dicho acuerdo. Durante una conferencia de prensa reciente, explicó detalladamente las razones de su rechazo.
«Siempre estamos abiertos al diálogo, pero cuando se impone una postura, la negociación se torna complicada. Me pregunto por qué no se cumplen los pactos existentes. ¿Cómo puedo debatir sobre una nueva coparticipación si no se respeta la actual?», afirmó. Asimismo, agregó: «Si el Presidente no cumple con las leyes, ¿cómo podemos avanzar hacia un nuevo pacto?».
Ziliotto había expresado previamente en redes sociales su opinión tras participar en la apertura de sesiones del viernes, enfatizando que los acuerdos deben surgir del consenso y no de la imposición. «No se logran consensos intentando someter al otro, agrediéndolo y privándolo de lo que le corresponde y debe defender», declaró. Estuvo ausente con aviso.
Los gobernadores de Formosa, Gildo Insfrán, y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, han optado por mantener silencio en relación a la convocatoria de la Casa Rosada. Mantienen un equilibrio en sus respectivas provincias y son cautelosos en su posicionamiento público. Una postura similar ha sido adoptada por el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, aunque desde su entorno han señalado que consideran «inviable» alcanzar el pacto propuesto por el Jefe de Estado.
Además de rechazar la idea de que se les imponga, en el ámbito peronista se oponen a la necesidad de aprobar la Ley Ómnibus o, al menos, sus aspectos más relevantes. Nadie contempla respaldar la delegación de facultades o el capítulo de privatizaciones. No lo hicieron hace unas semanas, y tampoco lo harán ahora.
En el peronismo existe la firme convicción de que el Presidente está «presionando» y «extorsionando» a los gobernadores, y que no hay espacio para una negociación sincera en la que cada parte exponga sus necesidades de gestión. Aunque la convocatoria del oficialismo fue para todos, a estas alturas de la semana, el sector más rígido del peronismo no tiene intención de asistir a la firma del preacuerdo. En cambio, se espera la presencia de los gobernadores provinciales y los representantes de Juntos por el Cambio.
Los líderes de UP se sienten agraviados y menospreciados. Dudan de la sinceridad de Milei al proponer abrir el panorama político y sospechan que el Pacto de Mayo es simplemente una táctica para ganar tiempo, mantener cierta estabilidad política y evitar un aumento de la tensión con las provincias en un momento en el que el impacto del ajuste fiscal será más evidente.
En un comunicado oficial, el Gobierno ha optado por distanciarse de las provocaciones y los ataques. Anoche afirmaron: “El gobierno nacional reafirma su compromiso de diálogo con los 23 gobernadores y el Jefe de la Ciudad de Buenos Aires”, además de reiterar la intención oficial de abordar un paquete de medidas fiscales para aliviar la carga de las provincias, tal como se comprometió Milei el viernes pasado. Este cambio repentino de estrategia implica que han dejado de ser vistos como antipatriotas para ser considerados parte de una mesa de negociación. Todo está en transformación.
En caso de que los peronistas más inflexibles falten a la reunión, el Presidente se encontrará con una imagen incompleta que podría utilizar para intensificar su ataque contra UP y acusarlos de obstaculizar su gestión. Sin embargo, al mismo tiempo, se evidenciará su dificultad para persuadir incluso a los gobernadores más opuestos, una tarea que el ex ministro del Interior Rogelio Frigerio logró durante el gobierno de Mauricio Macri, el ex presidente admirado por Milei.
Fuente: Infobae