Debera realizar tratamientos para controlar su agresividad
La jueza de Garantías 8, Claudia Puertas, condenó a un hombre a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional.
El joven de 23 años había cometido los delitos de amenazas, lesiones leves agravadas por la relación de pareja previa y privación ilegitima de la libertad agravada por el uso de amenazas y por ser la damnificada una persona a quien debe respeto particular, todo en concurso real.
Durante dos años tendrá prohibido acercarse a la víctima y su grupo familiar en un radio de doscientos metros, y de ejercer actos de violencia física o psicológica en su contra. Deberá fijar domicilio y comunicar cualquier cambio. También tendrá la obligación de someterse a un tratamiento psicológico para controlar su agresividad. No podrá abusar de la ingesta de bebidas alcohólicas ni consumir estupefacientes. Además deberá someterse al control de Patronato de Presos y Liberados en forma semestral
En caso de incumplir alguna de estas reglas de conducta podría revocarse la condicionalidad de la pena impuesta.
En el mismo fallo, la jueza dejó sin efecto el control que venía cumpliéndose en relación al imputado por parte del Sistema SUMA. Ordenó también su inscripción en el Banco de Datos Genéticos correspondiente.
Fue denunciado el 2 de julio del año pasado por su pareja. La mujer contó que hace siete años que está en pareja con el acusado, con quien convive desde hacía casi un año, y que tienen una hija en común. Dijo que es la primera vez que radica a denuncia en su contra.
Contó que esa tarde estaban los tres en el departamento viendo película, y él le pidió su celular para revisarlo. Como no tenía nada que ocultarle ella se lo prestó.
El hombre comenzó a hacerle problema por una captura de pantalla de un chat que tenía bloqueado y desde el cual se veía un video con la silueta de un cuerpo. La discusión comenzó a subir de tono y agresividad, hasta que en un momento comenzó a golpearla.
Ella logró agarrar su celular para mandarle un mensaje a su vecina pidiendo ayuda. Al recibirlo, la mujer se presentó en el lugar y llamó a la policía.
Agregó al ampliar la denuncia que ese día la había encerrado en el comedor y puso música fuerte para que nadie escuche la discusión.
