Con sus propios recursos,sin cartel pero con el corazón hizo su propia campaña politica.
Para hacer campaña politica no basta sólo el dinero y un discurso armado. El Doctor Alejandro Ciotta demostró que se puede llegar a la gente con la voz del alma.
Soy Alejandro Daniel Ciotta, médico general nacido en Salta. Cursé mis estudios en la Universidad Nacional de Tucumán. Como casi todos los médicos pasé por todo tipo de trabajos, haciendo guardias en hospitales y clínicas, auditorías en medicina laboral, hice medio año de concurrencia (ad honorem) de clínica en el Hospital Señor del Milagro. Hoy trabajo gran parte del tiempo en mi propio consultorio, sin embargo creo que fue donde más trabajo social pude desarrollar, ya que desde comienzos de éste año atiendo sin cargo a las personas que no tienen obra social un día a la semana en mi consultorio. Esto no sólo hizo que se acercaran medios de radio y televisión, sino que fue despertando una serie de reacciones en personas que me llevaron a colaborar actualmente con merenderos y una comunidad originaria como es el caso del pueblo Lule, donde no sólo les brindo atención médica sino que me siento en la obligación moral de nombrarlos y lograr que cada vez más gente los conozca, porque como todo pueblo originario tienen una historia de lucha.
Desde la primera nota periodística que me hicieron hice público mi rechazo al actual gobierno de Macri, por lo cual también convoqué a la gente a que nos movilicemos para hacer visible el malestar general. En una reunión barrial invité a Walter Wayar con su equipo de trabajo a quienes había conocido una semana atrás por un colega. Walter, al escucharme, sintió que mis ideas tenían mucho que ver con su espacio político y tiempo después me invitó a encabezar una lista de candidatos a concejales, invitación que acepté muy agradecido y contento de participar por primera vez en una elección. Digo en una elección y no en un acto político porque estoy convencido que todos hacemos política todos los días. Como siempre digo: No es lo mismo que yo atienda sin cargo a personas sin recursos que ir a tomar el té con la gente del club 20 de febrero. Eso también es política.
Al estar tan sobre la hora de las elecciones no hubo mucho tiempo para hacerle saber a la gente que yo era candidato, sumado a que tampoco no tengo los recursos para hacer publicidad si quisiera llenar de afiches la ciudad. Tampoco hice publicidad desde el consultorio. Me dediqué a lo que me gusta que es recorrer barrios, los que pude en éste tiempo. El resultado fue totalmente satisfactorio, sobre todo teniendo en cuenta éstos dos aspectos: el no ser conocido y no haber hecho mucho ruido de campaña.
Actualmente sigo colaborando con la comunidad Lule, con la escuela de boxeo Amílcar Brusa del Barrio Solidaridad. También en barrio Norte Grande, donde colaboraré en todo lo que mi conocimiento y mis recursos den alcance. Y todo lugar donde sea necesario, ahí estoy siempre acompañado por mi familia.
Me siento muy contento porque en los barrios que pude recorrer tuve una respuesta muy buena de la gente, sin regalarles nada y sin hacer grandes promesas, sólo mostrando quien soy y qué persigo, lo que habla muy bien de la gente que supo valorar eso.
¿Qué es lo que persigo? El bien común. No pretendo que todos tengamos exactamente lo mismo, pero sí pretendo que aquel que gana lo haga en buena ley, y no explotando a otro. Que los avances tecnológicos los aprovechemos para facilitar cosas de nuestra vida diaria y no para quedar presos de una burocracia que nos impide hasta incluso habilitar un pequeño negocio. Que realcemos la salud pública, que es un tesoro que tenemos en éste país, remunerando como corresponde a los profesionales que dedicaron tantos años de capacitación, y que las personas no tengan los obstáculos que hoy tienen para ser atendidas en tiempo pero también en la forma que corresponde. Sueño con una ciudad donde cada barrio desarrolle su propia economía, que tengan su centro cultural, sus centros deportivos, y no que tengamos que estar todos amontonados en el centro de la ciudad. Sé que eso no se logra en un par de años, pero alguien lo tiene que comenzar, no importa si nuestros hijos ven el resultado y nosotros no. Todos tenemos nuestro ego, todo dirigente quiere ver los resultados para así ser reconocido. Eso por ejemplo se ve claramente en los clubes de fútbol donde toman decisiones tan desacertadas persiguiendo un resultado inmediato. Están equivocados. Pero peor aún si hablamos de los destinos de nuestro país. Sólo aquel que tenga verdadero amor por la Patria puede prescindir de las palmadas y alabanzas. Porque el que ama a la Patria sabe lo que tiene que hacer sin importar si llega a ver los resultados ó no. En ese camino estoy.
Dr. Alejandro Ciotta