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Caso Wilde

¿Víctima o victimario?

El 08 de Mayo, en la Sala V del Tribunal de Juicio de la Ciudad de Salta, trás una extensa audiencia de debate en la causa seguida contra Franco Nicolás Wilde, acusado por abuso sexual, lo condenaron a la pena de seis años de prisión efectiva, luego de ya haber cumplido dos años y medio de prisión domiciliaria.

El hecho denunciado habría ocurrido en una fiesta privada organizada en el predio Gauchos de Güemes, el 1 de enero de 2019.

La denuncia fue presentada por el padre de la víctima, quien al momento del hecho tenía 17 años de edad, y el acusado tenía 18. Según lo declarado por la damnificada, ya se conocían con el acusado, esa noche conversaron, se besaron y se dirigieron al baño de mujeres, donde según sus dichos, Wilde la sometió a la fuerza.

El acusado por su parte, declaró que todo fue consentido, que nunca la forzó, que así como ingresaron al baño juntos, salieron de igual forma.

Lo cierto es que durante las últimas horas, las redes sociales se inundaron de mensajes y hashtag a favor del acusado, tratando de demostrar su inocencia.

También se filtraron mensajes de wathsapp de la tía directa de la damnificada, los cuales fueron usados como prueba durante el juicio, demostrando la inocencia del acusado:

Lamentablemente, hoy por hoy, es difícil mantener fé inquebrantable en nuestra justicia, siempre esperamos que los jueces actúen de forma justa al tomar decisiones que afectan la vida de otras personas y que apliquen la ley como corresponde, basándose únicamente en los hechos que se les presentan… pero a veces esos hechos necesitan ser vistos en una totalidad del espectro… y otras veces el poder, las amenazas y el amiguismo han opacado seriamente a nuestra justicia.

Otra veces pareciera que «la justicia es lo que el juez comió para desayunar«, y dependiendo de eso será el grado de afectación para las víctimas y los victimarios.

Las ideas culturales sobre el género, también pueden moldear la toma de decisiones de los jueces tanto como pasa con cualquiera de nosotros.

El caso de Franco Wilde a destapado lo peor y lo mejor de nuestra sociedad. Por un lado la familia que es, entre otras cosas, una forma de organización de la autoridad, una fuente de relaciones de afectos, una unidad social que guía a los más pequeños para ser personas de bien, con una dinámica propia, y muchas veces arbitraria. Por el otro lado una sociedad totalmente dividida por cuestiones generacionales, por cuestiones de género y hasta por cuestiones políticas y económicas, donde cada uno señala desde el lugar donde está parado, sin repartición justa y equitativa de los bienes y servicios básicos necesarios para el desarrollo y el desenvolvimiento de una persona en la sociedad como, por ejemplo, el bienestar socioafectivo, la educación, la salud y los Derechos Humanos.

Pareciera que el hacer lo correcto ya no es importante, y que la conciencia es nula.

 

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