Bolivia. Las eleccciones sin «boca de urna», generan desconcierto y dudas.
Paciencia, lapalabra mas repetida.
A cinco horas del cierre del comicio boliviano la palabra clave es «paciencia» para esperar datos
Sobre la medianoche de Buenos Aires, el expresidente boliviano Evo Morales demoraba una rueda de prensa para dar los primeros resultados según su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), pero la ausencia de las bocas de urna encargadas por esa fuerza política demoraban su presencia en un hotel porteño.
A pesar de que se esperaba una jornada tensa, en la que abundaras acusaciones y conatos de violencia, la elección transcurrió con una calma que fue elogiada por todos los actores involucrados, incluidas las misiones de observadores internacionales, pero tras el cierre del comicio comenzó una espera que se prolongaba sobre el cierre de la jornada electoral.
Cuando el retraso en la difusión de los sondeos de boca de urna, anunciados para las 20, llevaba más de una hora y media y el escrutinio oficial aún no llegaba al 1% de las actas escrutadas, el Ministerio de Gobierno emitió un comunicado en que destacó la «verdadera fiesta democrática en la que toda la población puedo ejercer su derecho al voto con tranquilidad y completa seguridad».
«Ahora, inicia la etapa del recuento de votos (…) pedimos a la población esperar con paciencia y con espíritu democrático los resultados oficiales de la votación», agrega el texto oficial.
Por último, el Ministerio de Gobierno le pide al pueblo «no caer en la trampa de la desinformación de ciertos grupos interesados en generar violencia e inestabilidad en el país» y exhorta «a guardar la paz social en el marco de la ley, porque solo la unidad nos permitirá construir una Bolivia de todos».
La decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de no utilizar el sistema de Difusión de Resultados Preliminares (Direpe), anunciada a diez horas del inicio del comicio, fue un acuerdo del que participaron las principales fuerzas políticas en pugna y es tal vez el elemento que explica la tranquilidad con que se desarrolló la elección.
Pero también se achacaba que el escaso tiempo con que se resolvió dejar en un cajón al Direpe fue un elemento que contribuyó a la demora para que las empresas privadas pudieran hacer su recolección de datos para los boca de urna.
En concreto, una de las empresas, Jubileo, se quejó públicamente porque en las mesas no le dejaban fotografiar la actas de votación, con las que elaboran su sondeo. El TSE reiteró que esa fotografías no estaban prohibidas, pero al parecer ya era tarde.
Pero el TSE también estuvo en contacto con una «troika», como se autodenominaron los actores, conformada por representantes de las Naciones Unidas (ONU), el Episcopado Boliviano y la Unión Europea (UE) durante todo la preparación del acto electoral.
De esta forma, esta «troika» relegó a un segundo plano a la Organización de Estados Americanos (OEA), fuertemente cuestionada por su rol de mediación en las frustradas elecciones de 2019, que derivaron en el derrocamiento y la forzada renuncia del entonces presidente en busca de reelección, Evo Morales, y desembocó en este proceso electoral dramático, incrementado por los efectos de la pandemia de coronavirus.
«Hay nuevos actores respecto del 2019. El rol que desempeñó este año el alto comisionado de las Naciones Unidas (ONU) junto con la Conferencia Episcopal Boliviana y la Unión Europea, que han estado en permanente contacto con el TSE marcaron esta elección y relegaron a la OEA al rol de ser un equipo suplente», dijo a Télam el expresidente paraguayo Fernando Lugo, cabeza de la misión de observadores de la Copppal en estos comicios.