Africa, Nigeria. Serían 37 los muertos producidos en la segunda masacre de «desplazados».
El ataque contra una escuela que albergaba a las familias en el estado de Benue ocurrió ayer, dos días después de una matanza en otra aldea del mismo estado, donde murieron al menos 50 personas.
Los motivos de estas matanzas siguen sin estar claros, pero las autoridades locales acusan a agricultores nómades de la etnia fulani, que desde hace tiempo chocan contra los sedentarios de la provincia de Benue por el acceso a la tierra y a los recursos.
«Mi asesor de seguridad me confirmó que 37 personas fueron abatidas», dijo el gobernador del estado de Benue, Samuel Ortom, en declaraciones telefónicas a la agencia de noticias AFP.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, que dejará el poder en mayo después de dos mandatos, condenó hoy la masacre y declaró que se están haciendo esfuerzos para poner fin a esta «violencia extrema».
La violencia rural es uno de los grandes desafíos para el presidente electo Bola Tinubu, quien se impuso el mes pasado en la elección presidencial nigeriana, marcada por retrasos y acusaciones de fraude electoral.
Tinubu asumirá el cargo en mayo, y deberá hacer frente también a una insurrección yihadista en el norte del país y a tensiones secesionistas en el sureste
