Abbate: «El lugar común de que las mujeres desobedientes son putas viene desde la Inquisición»
Biblioteca Feminista.
Como un espejo en el tiempo, a pesar de las conquistas y derechos, «Biblioteca feminista» revela el modo en que muchos de los argumentos preconstruidos y lugares comunes con el que batallan los detractores de la igualdad social encuentran la eficacia simbólica de su reproducción a tono con las exigencias de sus épocas, entre ellos la prostitución como descalificativo o la posesión como justificativo de la opresión.
«Me sorprendió encontrar que una de las feministas que lucharon en la Revolución francesa, Theroigne de Mericourt, era representada por la prensa conservadora como una prostituta. Las mujeres no eran admitidas en política y no le perdonaron que quisiera involucrarse, entonces la forma de desacreditarla era decir que era una puta, que en realidad lo que quería era acostarse con políticos con plata. Es muy lamentable ver cómo esta forma de descalificación ha llegado hasta hoy», cuenta a Télam, la escritora y ensayista Florencia Abbate, autora de «Biblioteca feminista».
La investigadora se refiere, por ejemplo, a lo que «vemos en algunas noticias sobre femicidios, e incluso hay mujeres que aún se hacen eco de esto cuando le reprochan a una chica asesinada la manera en estaba vestida, como si el crimen hubiera sido una consecuencia de una conducta provocadora. El lugar común ´la maté porque era mía´ es compañero de ´la violé porque era puta´. El lugar común de que las mujeres desobedientes son putas es toda una tradición que viene ya desde la Inquisición».
En este punto, otro lugar común es «la idea de que el hombre posee a la mujer. El tipo que le pega a una mujer porque ella no se viste como él quiere, porque sale con amigas, porque no le planchó la camisa, actúa de acuerdo a lo que la cultura patriarcal le enseñó: que la mujer no es libre, es del hombre. Y un día ella lo deja, él la busca y la mata, porque no puede soportar que eso no sea así. La mayoría de los femicidios en América Latina son perpetrados por parejas o ex parejas que no soportan que la mujer no quiera seguir la relación. Lo mismo que le pasó a Flora Tristán en 1848».
Fuente: Télam.
